martes, 29 de julio de 2008

Datos interesantes para cronopios


Julio Cortázar nació en Bruselas en 1914. En realidad, la mayor parte de su vida está ligada a París -donde trabajó como traductor- y a Buenos Aires, así como a muchos otros países de América latina.

Lo más conocido de sus escritos son relatos y novelas aunque para él todos sus libros tienen un componente enormemente creativo y lúdico -como en "Rayuela", "la vuelta al día en 80 mundos" o "Los autonautas de la cosmopista"-.

En sus novelas muestra las cosas importantes: el jazz -compara su proceso creativo con el del músico de jazz-, la exploración y observación desde perspectivas nuevas, el sentido del humor -cuando se refiere a los lectores "full-time"- del amor y el sexo, siempre impregnados del componente mágico y creativo -todos pensamos que "la maga" de la que habla en "Rayuela" tuvo que existir de algún modo-. También fue un cronopio comprometido con la política, aun a riesgo de ser criticado por ello cuando muchos otros ya habían empezado a "mirar para otro lado y seguir el nuevo lado crítico"; probablemente esos que le criticaron tenían razón pero a un cronopio siempre le pasan cosas de este tipo y suele estar siempre "en el lugar inadecuado en el momento inadecuado" desde el punto de vista de los famas, siempre tan razonables y "con los pies en la tierra". Quizá por todo esto a un cronopio raramente le darán un premio Nóbel, aunque ciertamente ellos están preocupados y concentrados en otras cosas que a los famas -candidatos perfectos para el reconocimiento- consideran propias de personas "que no han sabido madurar". Así, uno de los pocos premios que le han dado: la "Orden de la independencia cultural Rubén Darío", en Nicaragua, seguramente no ha beneficiado mucho a lo que los famas llaman "su carrera". De hecho, como diría otro ilustre cronopio en una de sus canciones, Silvio Rodríguez: "descubrí que vivir era un vértigo y no una carrera".

Conceptos como el de "inmortalidad", "pasar a la historia"...seguro que no le interesaban lo más mínimo, aunque el día 12 de febrero de 1984 fue un día muy triste para muchos de nosotros, ya que Cortázar no podía seguir imaginando e inventando más palabras con las que llenarnos la vida.

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